viernes, 8 de diciembre de 2017

Entrevista: Los cirujas de siempre

Por Darío Briganti

Con un clásico sonido rocanrolero, marcado por una base sólida y prolongados solos de guitarra, el cuarteto integrado por Camilo Trejo (voz y guitarra), Ricardo Romanelli (batería y coros), Andrés Otero (bajo y coros) y Yonathan da Rosa (guitarra), cumplió tres años recorriendo los boliches montevideanos. La excusa fue perfecta para trasladarnos hasta la casa del vocalista a presenciar un ensayo y conversar con ellos.





¿Cómo surge la banda?

Camilo: En la primavera del 2014, cuatro locos sueltos deciden juntarse a hacer un poco de ruido. Sin tener un nombre ni un estilo propio... Aún seguimos en la búsqueda de uno (risas). Un año más tarde llegó “El Viejo” Ricardo Romanelli, en lugar de Jorge Fernández. Y así nos paramos en cualquier terreno que nos llamen...


Andrés: Yo me juntaba con Camilo en su casa a tocar la guitarra y el bajo, y un día conocimos a Yonathan, lo invitamos a tocar, a hacer algo de ruido. Me acuerdo que un día de lluvia, en la segunda o tercera vez que nos juntábamos, hicimos la primer canción, a la que llamamos “Aquella”. Y ahí fue cuando surgió la idea de hacer la banda formal. Después teníamos un toque en Facultad de Ciencias Sociales, y como nos faltaba el cuarto elemento, lo invitamos a Jorge (un amigo de Camilo) para que nos hiciera el aguante con la batería. Ese día tocamos y nos gustó, nos sentimos cómodos, y decidimos darle forma a eso, que no quedara solo en un toque. Después tuvimos tres o cuatro toques más. Y así fue como arrancó todo, a pulmón cien por ciento, porque casi que no teníamos equipos.
Mencionaban que arrancaron con muy pocos equipos, pero tenían algo importante, un lugar de ensayo propio. ¿Esto los ayuda a la hora de trabajar?

Andrés: Sí, de cierta manera nos favorece tener el lugar y las cosas propias. Ahora estamos tratando de grabarnos nosotros mismos, estamos evolucionando en eso con la tecnología. Tener el lugar físico y tus propios instrumentos, tus propios equipos, es un avance gigante. Vos hablás con otras bandas que tienen ese problema, y te hace valorar aún más lo que tenés.




¿Cómo fue el proceso de ir transformando una habitación en una sala de ensayo?


Andrés: Todo fue muy de a poquito, todavía nos estamos renovando. Es todo con sacrificio, a pulmón. Obviamente los equipos son caros, y nosotros somos medio caprichosos con la calidad del sonido.

¿Cómo es el proceso compositivo?

Andrés: Por lo general alguno trae una letra o tiene algo en la cabeza y en el ensayo le hacemos una base. O si no hacemos una base, si nos gusta mucho la repetimos, y allá alguien compone una letra.

Camilo tiene el mayor porcentaje de creaciones porque de nuestras canciones él es que tiene más autoría. La última composición que tuvimos fue una que trajo “El Viejo”, que la trajo para hacerla de una manera y nosotros se la dimos vuelta mal, ¡pero quedó buenísima!

¿Hay suficientes lugares en la zona para mostrar su música?, ¿o creen que se debería trabajar más en generar espacios?

Camilo: Para mí no, antes había un poco más. Ahora no.

Andrés: Antes salíamos prácticamente fin de semana por medio, y era todo acá, en el barrio. Estaba bueno porque iba la familia, y vos podías presentar la música. Ahora te la tenés que rebuscar vos, ir a boliches, llevar un demo y esperar que te llamen.

Ricardo: O en la Intendencia también... Podés ir al Comunal y organizar algo, pero tenés que moverte con todo vos. Capaz que te ponen los equipos, pero tampoco tenés difusión, entonces, ¿cómo llegás? Con alguna radio comunitaria... Todo es cuesta arriba.


Acaban de cumplir tres años... ¿Cómo piensan festejarlo?


Ricardo: Tranqui, entre nosotros nomás, como siempre. Algo familiero con los más allegados. Y estamos grabando dos canciones nuevas, para que Camilo se lleve a Colombia (viaja en diciembre), porque está la propuesta de tocar allá.


¿Cómo viven el hecho de hacer rocanrol en un momento en que la industria musical pareciera mirar para otro lado?


Camilo: El rocanrol nos surge por la única razón de hacer lo que nos gusta. Sabemos que no tiene cabida dentro de la música comercial, pero es lo que nos gusta, y somos conscientes de que de eso no vamos a vivir nunca (risas). Por eso para el año que viene meteremos cumbia pop (risas).

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